jueves, 25 de agosto de 2011

¿A qué llamamos Historia y por qué la estudiamos?

Extracto de Texto de Andrea Krebs, resumen preparado por Julio Gálvez, Docente Historia Club del Saber - Machalí

Todo hombre vive en un lugar y un tiempo determinado. Aunque todos los seres humanos compartimos ciertos rasgos físicos, sentimientos y preguntas básicas ante la vida cada persona es única y distinta a
todas las demás. A ello se suma que hay ciertas características que están determinadas por el medio y la época en que vivimos. Entre ellas se cuentan el idioma, la forma de vestir, los medios técnicos conque contamos y las modas a las que estamos sometidos. Ello hace que cada actuación humana sea nueva y original ya que depende de quien la realice y de las circunstancias que la determinan. Ello nos podría llevar a pensar que no tiene ningún valor conocer lo que ha ocurrido en épocas anteriores. Más, si analizamos con mayor profundidad, nos daremos cuenta que las experiencias de hombres de otros tiempos nos sirven para ampliar nuestro criterio y contar con una mayor sabiduría para enfrentar la vida. Necesitamos conocer nuestras raíces y saber de dónde venimos para proyectarnos hacia el futuro. Sólo si estudiamos las experiencias de otros hombres y mujeres podemos aprender de sus aciertos y errores y avanzar realmente en el conocimiento del hombre y del mundo que nos rodea. Por ello hay una ciencia que se dedica a investigar el pasado de los hombres. Esta ciencia se llama Historia.

La ciencia histórica

El significado más común de la palabra “historia” es el de un cuento o una narración de algo ocurrido y que nos parece interesante.

Más, también usamos la palabra Historia para referirnos a la ciencia que estudia el pasado del hombre a partir del momento en que se inventó la escritura.

Una ciencia es un estudio que sigue un método determinado para descubrir la verdad. A diferencia de muchas otras ciencias que investigan la realidad en forma parcelada, la Historia tiene como particularidad que estudia todo lo que ha ocurrido alguna vez en el tiempo, intentando explicar las relaciones existentes entre los diferentes fenómenos. Un análisis histórico no puede ser parcial, sino debe tratar de ver cómo se conectan los distintos sucesos entre sí.

Para lograr reconstruir el pasado, la Historia necesita en primer término, constatar cuándo y dónde se produjeron los hechos, ya que ello permite establecer relaciones entre los fenómenos. Pero, la pregunta fundamental que se plantea el historiador es cómo y por qué se produjeron los acontecimientos. Sólo si encuentra respuestas a estas interrogantes se acercará realmente a la comprensión del pasado.

¿Cómo sabemos lo que ha ocurrido en el pasado?

Para estudiar los sucesos que han ocurrido en el pasado debemos basarnos en todas las huellas que han dejado los hombres. Muchas de ellas se han perdido con el paso del tiempo, pero otras se han conservado y son estudiadas por los historiadores, quienes las llaman fuentes. Entre ellas se cuentan vestidos, armas, monumentos, monedas, edificios, fotos, cuadros, películas y cualquier otro objeto que dé testimonio de la forma de vida de nuestros antepasados. Especial relevancia tienen las fuentes escritas. Éstas pueden ser cartas, memorias, diarios de vida, crónicas, novelas, etc.

Las fuentes son recopiladas e interpretadas por los historiadores, quienes han desarrollado diferentes métodos para lograr comprender mejor las épocas pasadas.

Las fuentes pueden cambiar la Historia

Es necesario tener claro que los resultados de un historiador no son nunca definitivos. Cada vez que aparece un nuevo antecedente, nos puede cambiar nuestra visión del pasado. A ello se agrega que todos los acontecimientos pueden ser interpretados desde diferentes puntos de vista, lo que puede hacer variar fuertemente nuestra visión de lo ocurrido.

Los adelantos en la ciencia histórica muchas veces se deben al trabajo de diferentes científicos.

Especialmente espectacular es la historia de cómo se descifraron los jeroglíficos egipcios ya que se abrió la posibilidad de conocer con profundidad los secretos de esta gran cultura.

Champollion crea las bases para la Egiptología

En julio de 1799, durante la campaña de Napoleón a Egipto, el oficial Bouchard hizo un importante descubrimiento en la cercanía de Rosetta en el delta del Nilo. Se trataba de un bloque de basalto que tenía una inscripción dividida en tres partes: la parte superior estaba escrita en jeroglíficos, la parte central en demótico y la parte inferior en griego.

Se confeccionaron copias en papel de estas inscripciones y se enviaron a importantes científicos europeos. Una de ellas llegó probablemente en 1808 a manos del filólogo francés Jean Francois Champollion. El científico que entonces tenía 18 años, ya sabía varios idiomas orientales. El copto lo conocía tan bien que llevaba un diario de vida en esa lengua.

Champollion partió de la base de que en las tres partes de la piedra decía lo mismo.

Comparando la escritura en griego con los jeroglíficos logró, basándose en su gran poder de deducción, descifrarlos. Dicen que en los días previos a que lograra su cometido trabajó tan concentradamente que después durmió tres días seguidos. En una carta datada el 22 de setiembre de 1822, Champollion publicó por primera vez su hallazgo. Se considera que en es día nació la Egiptología.

Las ciencias auxiliares facilitan la labor del historiador

Para lograr un análisis más exacto de las fuentes, los historiadores recurren a los conocimientos aportados por otras ciencias, que en este caso se llaman “ciencias auxiliares” porque están ayudando a la Historia en su tarea.

Expondremos lo que hacen algunas de ellas:

Arqueología: es la ciencia que busca y estudia los restos materiales de épocas pasadas.

Filología: es la ciencia que trabaja sobre la lengua y la escritura.

Numismática: es la ciencia que revisa y analiza las monedas y medallas.

Paleografía: es la ciencia que busca descifrar las escrituras y signos desconocidos que datan de la antigüedad.

Demografía: es la ciencia que realiza análisis cuantitativos sobre la población humana.

Prehistoria e historia

Al estudiar el pasado se distingue entre prehistoria e historia. El límite entre ambas es la invención de la escritura.

Llamamos Prehistoria al período que se extiende desde la aparición del hombre hasta la invención de la escritura.

5 millones a. C hasta el 3.000 a.C

Invención de la escritura 3000 a. C

Llamamos Historia al período que comienza con la invención de la escritura y se extiende hasta nuestro pasado inmediato.